El tiempo

El tiempo es lo que no tiene consistencia, color ni sabor, pero en cambio se escapa entre los dedos de las manos como el agua recogida del caño metálico de una fuente por un anciano.El tiempo es lo que nunca pasará.El tiempo es una niña africana recién llegada al mundo que no para de llorar porque antes de nacer ya tenía hambre.El tiempo no es nada comparado a la sublime belleza de las miradas de una joven pareja enamorada por primera vez.
El hombre del tiempo me dijo que las cosas no se debían comer nunca para llegar a saborearlas realmente. Era un hombre del tiempo muy especial porque tenía tres ojos en la frente.Uno servía para ver y mirar, el otro para observar y curiosear, y el tercero para grabar y soñar. Cuando llegó la vejez, el tiempo le preguntó cuál de los tres quería perder. Y contestó: “El que uso para ver”.
Al cabo del tiempo, volvió a llamar a la puerta el tiempo y le dijo al hombre del tiempo que debía escoger de nuevo. “Llévate el que sirve para observar y curiosear”.
Pasó muchísimo tiempo, y el tiempo llamó por última vez a la puerta pidiéndole al hombre del tiempo el ojo de grabar y soñar. Y el hombre del tiempo le entregó su último aliento de vida y el ojo de grabar y soñar, las dos cosas que más quería; sin rechistar. Y para premiar su actitud de resignación y conformidad, el tiempo le regaló para toda la eternidad el ojo más hermoso de cuantos existen: el ojo del aventurero y el viajero; el ojo que sirve para divisar. Para divisar desde un alto del valle montañas nevadas. Para divisar un difuminado oasis desde una duna.
Para divisar desde la mirilla del saco de dormir una estrella muy, muy... pero que muy pequeña y muy lejana.

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