Mi habitación

Siempre que las cosas se enderezan, después llegan los problemas porque aparece la masa atroz de uniformes en trizas acuáticas y melones descabezados por la horma de los zapatos azules que nunca he visto, pero dicen que asientan muy bien en el pie derecho.Siempre he creído que las cosas deben hacerse lo mejor posible para que así todo el mundo pueda mendigar un pedazo de caballo o una pierna asada con ensalada. Rima de maravilla la octava.Ven y te enseñaré mi habitación llena de muñecas claras y azuladas. Entra, pasa, no tengas miedo. Son de carne y hueso, pero también las tengo de porcelana. Cuando entran los rayos del sol por la ventana, qué maravilla cuando entra todo eso por la ventana. Mis ropas brillan. Mi cara se alegra y me pongo en pie, de un brinco. Y me asomo por la ventana. Y veo los campos que hace días ya están más verdes porque un mendigo se ha dedicado todas las noches a pintarlos con pinceles delgados las briznas más finas y con brochas más gordas las matas. Gracias que has venido a pintar mis campos, mi bendito mendigo. Sólo pides todos los días un nuevo amanecer al sol y un cariño del viento en la mejilla, sólo un ligero soplido. Y después un traguito de agua en la fuente. Nada más y nada menos. Con eso le es suficiente para pintar de verde todos los pastos.

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