Cosas diferentes


El mar y los océanos, cuando se enojan, son indomables, aterradores... pero el remero transoceánico, (a mi juicio, el aventurero más valiente y osado de cuantos existen, exceptuando al espeleobuceador) llega a un punto de no retorno en el que seguirá avanzando, incluso después de rendirse, ya que las corrientes marinas lo seguirán arrastrando a su destino.

Mi reto no es mejor ni peor, es simplemente diferente. No habrá olas gigantes ni vientos huracanados parecidos a los ya pasados. No habrá tiburones ni otros peligros. Mientras el agua y la comida no se acaben, todo estará al alcance de la mano, como en el Paraíso. Pero si se agotan los víveres, será horrible ver salir el agua del grifo y negarse a beber para no aceptar la derrota. Será terrible resistir sabiendo que mi cama, mi fuente, mi familia, mi despensa... solamente se encuentran a poco más de una hora en coche. (En la foto de Adrián, sala de máquinas y puesto de mando del Mirage)

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