Vuelta a la masía


Tuve una sensación placentera muy extraña. Fue como si se parara el tiempo y desaparecieran todos los humanos. Por eso al perro y al caballo blancos les llamó la atención mi presencia. ¡Llevaban tantos lustros solos! Me hubiera quedado de buena gana con ellos para siempre, deambulando los tres por los bosques y los campos; los tres, libres, sin amo ni dueño.
Fotos de Suso. Masía Can Budó. Todavía me queda una foto de la yegua o el caballo. Os adelanto que no es del todo blanc@.

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