Desayunos

En mi anterior entrada, Key desea que hable un poquito más sobre el tipo de desayunos que realizo en la vida cotidiana y en el transcurso de mis aventuras. No se lo he preguntado, pero me da la espina de que él está más interesado en el contenido que en la forma, es decir, le preocupa más "lo que como" que "cómo lo como".
Yo, en cambio, prefiero hablar sobre la manera concreta que tengo de alimentarme en las aventuras de larga duración y gran gasto energético.
Los desayunos cotidianos son más o menos parecidos a los de toda la gente. Acostumbro a tomar 300 cc de leche fría o caliente; sin azucar, cacao o café. Dependiendo de la actividad matutina o de la hora en que se realiza el desayuno, pongo también en la taza entre 50 y 100 gramos de galletas tostadas. Y si el trabajo va a ser recio, les aplico margarina o mantequilla, si hay algo de eso en la nevera.
Los desayunos o almuerzos en las grandes travesías son muy diferentes. De entrada, casi siempre se toman fríos, para economizar tiempo y transportar menos peso. Cuando las aventuras no se acometen en autonomía, retraso al máximo la primera de las dos únicas ingestas que realizo en todo al día. Suelo llevarla a cabo entre las 10 y las 12 del mediodía y la ración más usual es 1 litro de leche con cacao (más de 1.000 calorías) y 300-400 gramos de bizcocho o magdalenas valencianas, de las alargadas (en torno a 1.500 calorías). En total, la cosa siempre suele estar entre las 2.000 y las 3.000 calorías. Con este "pasto" suelo tirar hasta la noche. Una vez que he encontrado el lugar apropiado para dormir, toca un bocata kilométrico con 2 latas de sardinas o embutido con rodajas de tomate. De postre casi siempre un par de kiwis para contrarestar los efectos del chocolate. Esta comida la he repetido casi los 27 días que duró la travesía en patinete por Europa (3.550 Km).
En las travesías realizadas en autonomía, la cosa suele ser más seria. Nunca se me ocurriría tomar un litro de leche (u otra bebida) de una atacada para que a la media hora esté orinando y desperdiciando el agua contenida en ella. Para beber suelo emplear una mezcla de agua y polvos isotónicos administrada poco a poco durante todo el día. No existe el desayuno propiamente dicho, sino pequeñas ingestas (repartidas a lo largo del día) de Rosegones, Galletas Mariñeiras , turrón y frutos secos. La primera de ellas no se produce al levantarme, sino cuando entra el apetito. Por la noche se toman los productos proteicos con el pan mencionado anteriormente, Craquers o galletas saladas. En la Tarifa-Estaca de Bares serán 200 gramos diarios de jamón, atún, queso, pollo, cecina... aunque dicha cantidad aún debe estudiarse, ya que las proteínas necesitan más agua para metabolizarse y yo sólo llevaré 2 litros para acometer cerca de 200 km diarios.
En la "Ruta del Ebro en patinete" he podido apreciar que a medida que pasaban las jornadas, debía hacer la primera ingesta del día cada vez más temprano, lo cual indicaba que el cuerpo perdía sus reservas poco a poco y empezaba a depender íntegramente de las calorías administradas desde el exterior.
La fotos son de Moncho Vivero Veiga y muestran al autor preparando un desayuno muy fibroso en pleno invierno en Finlandia y acometiendo una sesión de hidratación con Lapin Kulta, la bebida nacional de ese país nórdico.










Comentarios

pedro ha dicho que…
ya sabia yo que tambien te gustaban la leche con galletas....key !!! el tio esta asi de flaco porque se mueve mas que nosotros y por cosa del metabolismo...pongo la mano en el fuego .
Suso ha dicho que…
Pedro: Entre aventuras no me muevo mucho. Más bien es cuestión metabólica. Quemo todo lo que pille, aunque sea una barra de mantequilla en el desayuno.
pedro ha dicho que…
Jejeje...desayunar vale,pero cenar ,por lo que veo antes de irte a la cama te zampas al menos dos birras....jajaja

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