Jugando con el 10 (3)


Por supuesto que los números tienen un significado muy grande e importante. Si nos tocan 10 millones de euros... la hostia... podremos hacer de todo, tapar agujeros, disfrutar de la vida, echar una mano a quien sea, cosa, esta última, que también se puede hacer aunque tengamos pocos recursos o tiempo libre.
RETO 10 fue una experiencia bonita. Al salir sin dinero de Roncesvalles, comprendí mejor cuál es el valor de las cosas, el valor de la comida que llevaba en la mochila, el valor del agua de una fuente fría que mana en un pueblo de la Meseta, el valor de un racimo de bayas de sauco maduras y de otros frutos silvestres que penden sobre el camino, o de un puñado de granos de trigo que se comen como si fueran pipas.

En RETO 10 he aprendido cosas, sin querer, casi sin darme cuenta. Al quedarme con poca batería en el móvil he aprendido a leer la hora en el firmamento, mientras descanso sobre la paja de trigo recién trillado, en medio del campo, a dos metros del camino. ¿Cómo? Pues simplemente observando la posición de algunas estrellas durante la noche y asignándole a esa posición una hora orientativa y aproximada.

Por supuesto que hubo momentos muy bonitos: llegar de madrugada a los pueblos cuando está todo en silencio y observar los monumentos, casi todo románico, mientras descansan en los albergues los peregrinos, incluídos muchos que van en bicicleta al mismo ritmo que el mio.

Hontanas y sus fuentes, el ocre Castrojeriz amaneciendo, la impresionante catedral de Burgos, el puerto del Perdón soplando... pero, ante todo, Torres del Río, también a media noche, con su maravillosa y fría fuente y sus edificaciones blasonadas y restauradas.
Nunca pensé que los pequeños y áridos pueblos castellanos escondían tantas cosas después de una pequeña bajada, para así abrigarse en las hondonadas y escapar de los vientos dominantes y de la helada.


Gracias por la foto, amigos.

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