Jugando con el 10 (y 5)


Al levantarme en la quinta jornada, el día apareció  nublado en Castrojeriz. La iglesia de Nuestra Señora del Manzano me saludó mientras aún estaba en el interior del saco de dormir, sobre un poco de paja, prácticamente a dos metros de la cuneta, por donde pasaban los primeros peregrinos armados con bastones, con los que iban rompíendo el silencio.
El tipo de nublado denotaba feo, y así fue 8 horas más tarde, cuando se desató una fuerte tormenta que no finalizó hasta las 10 de la noche.
Si la aventura hubiera terminado en sábado o domingo, no tendría forma alguna de conseguir dinero y debería seguir caminando hasta León, o hasta cualquier otro lugar donde una entidad bancaria me diera dinero presentando el DNI.
En mi siguiente reto seguiré reduciendo... CADA VEZ ECHO DE MENOS... MENOS. 

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