Transpi Tino. Demasiado rápido (3)



El día 18 de agosto a las 9.30 a.m. hacía bastante calor en Irún. Ninguno de los dos había logrado descansar en el autobús por la noche, y a ello hay que añadir mi mareo, ya crónico en casi todos los viajes que no realizo en coche, e incluso también en este cuando no soy yo el que conduce.
Desde el principio me pareció que progresábamos demasiado rápido por los primeros senderos empinados que acometimos tras abandonar la ciudad. Un ritmo de ese tipo no era el más apropiado para una travesía -con toda la comida en la mochila- de casi 700 km y cerca de 50.000 metros positivos, pero no le dije nada a Alberto creyendo que esa manera de avanzar no le pasaría factura.
Justo antes de caer la noche afrontamos un sendero muy difuso que nos permitiría enlazar Arizkun y Aludes sin pasar por Elizondo. Se trataba de una senda poco definida que atajaba bastante y que cada vez se iba cerrando más entre helechos gigantes. Los últimos cincuenta metros fueron horribles en medio de las zarzas, pero la pista estaba cerca y gracias al GPS desembocamos en ella.
Nada más caer la noche y tener que recurrir a las linternas frontales, surgieron problemas mucho más graves que los anteriores. Varias alambradas de picos nos cerraban el paso y fue necesario saltarlas con los carros. 
Durante más o menos un kilómetro, estuvimos medio perdidos buscando el camino en una ladera de pastos cuyo terreno se encontraba muy machacado por el ganado y, además, saturado de bosta por ser lugar abrigado de pernocta.
Respiramos profundamente cuando encontramos de nuevo el camino. A partir de ese momento fuimos sorteando las zarzas y las zonas embarradas hasta que llegamos a la Basagarko Borda.
Alberto tenía molestias en una rodilla y le dije que sería conveniente adelantar el vivac para recuperar, pero se negó hasta que llegamos a Aludes, un pueblo con todo lo que necesitábamos a media noche: una fuente y el pórtico de una iglesia. 
El reloj del campanario incordiaba cada media hora.
Bebí y piqué unos frutos secos y no logré dormir hasta que nos levantamos a las 3, pero descansé, cosa muy importante para seguir avanzando.







Comentarios

Fran ha dicho que…
Una cosa que no me falta cuando voy a vivaquear, o a refugios, son los tapones de oído. Son imprescindibles para descansar.
Un arduo trabajo el ir avanzando a través de la vegetación... se consume más energía de la debida.
Esperamos con paciencia una nueva entrega. Salud.
Suso ha dicho que…
Gracias por leer.
Admiro la paciencia que tienes para hacer la mochila, fotografiar, disfrutarcaminando, recoger basura... y escribir cuando regresas.

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