Gente esperandome
Debe ser muy triste que llegue el final de la vida y nadie te acaricie justamente antes de morir, no ser reconfortado por una mano desinteresada; de quien sea; de un amigo, de un hijo, de un hermano, de una enfermera, de un párroco; por la pata de un perro o un gatito...
Lo más gratificante de la Ruta del Ebro no ha sido llegar en tiempo récord a Riumar, sino saber que alguien me esperaba en Castellón, para recibirme, para compartir, para hablar, para...
Me he llevado una muy grata sorpresa cuando en esa ciudad me he encontrado con gente muy sencilla que disfruta con su trabajo, su familia y su escaso tiempo libre, si lo comparamos con el mío; gente que se preocupaba por querer que me sintiera bien.
Me ha dado sana envidia ver a los niños jugando con mi patinete en el jardín.
Me ha dado sana envidia ver cómo charlan y disfrutan mientras toman una cerveza en la Parroquia.
David me ha tratado como si fuera su amigo de infancia más querido o su hermano; Vicente y Salvador se han desvivido; Carlos ha valorado positivamente mi actitud... y más de lo mismo ha hecho "Litel" y todos los demás con los que he tratado; sus mujeres, las niñas...
Por todo ello, gracias... y a ver si nos vemos.
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